En realidad, esta noticia podría ser presentada de varias formas. Por ejemplo, “Casi 100% de los varones mira pornografía online”, o “Más de la mitad de los gays miran pornografía hétero”. La elección del título, sin embargo, resalta el dato que probablemente sorprenda más al lector, aunque quizás no debería, porque el deseo y la curiosidad siempre van un poco más lejos que el comportamiento. Y, gracias a internet, ahora todo es más fácil.
Antiguamente, para ver una película porno, era necesario ir a un cine condicionado, comprarla o alquilarla en un videoclub. En cualquier caso, hacía falta algún tipo de interacción con otras personas, conocidos o desconocidos que acabarían enterándose: el empleado de la boletería del cine o del videoclub, los otros clientes, la gente que por casualidad pasa por ahí. Si eso podía inhibir a muchos homosexuales con ganas de ver pornografía gay, qué decir de las dificultades que enfrentaban los héteros con curiosidad por saber cómo es el sexo entre dos hombres: hacía falta que tuvieran muchas ganas y algo más que dudas para que se animaran a entrar a un cine condicionado gay o a agarrar esa película, con esa foto tan explícita en la cajita, llevarla hasta el mostrador del videoclub y pagar la cuenta.
Pero eso cambió. Ver porno online en la intimidad del hogar es tan fácil como buscar una receta de cocina, pagar las cuentas en la web del banco o leer el diario. Todo, absolutamente todo está a disposición de todos (a no ser en los países con dictaduras y regímenes teocráticos que restringen el acceso de las personas a determinado tipo de contenidos en internet), y hay infinidad de páginas que pueden visitarse de forma absolutamente anónima —eso sí: cuidado con el malware, si no querés terminar en un episodio de Black Mirror— y sin pagar un centavo. Y, como era previsible, esa “democratización” de la pornografía cambió los hábitos de mucha gente, borrando fronteras y naturalizando lo que antes era tabú: de acuerdo con un estudio realizado en los Estados Unidos y publicado en Archives of Sexual Behavior bajo el título “Sexually Explicit Media Use by Sexual Identity: A Comparative Analysis of Gay, Bisexual, and Heterosexual Men in the United States”, 20,7% de los varones heterosexuales consultados habían visto pornografía gay al menos una vez en los últimos seis meses. Como era de esperar, las respuestas positivas suben bastante (96%) en el caso de los bisexuales y aún más (98,3%) en el caso de los gays. La encuesta fue realizada online en 2015 por el equipo de investigadores coordinado por Martin J. Downing, doctor en Psicología por la City University of New York, y participaron 821 personas, todas de sexo masculino.
Pero, como decíamos al principio, estos resultados no deberían sorprender. De hecho, “porno” es la palabra más buscada en Google y los internautas heterosexuales no son los únicos que espían lo que pasa del otro lado: el estudio también mostró que el 55% de los gays habían visto pornografía hétero en los últimos seis meses, así como el 88,3% de los bisexuales y el 99,5% de los heterosexuales. La diferencia, claro está, es que probablemente ningún lector esté pensando, en este momento, que esos gays que miran pornografía hétero son “héteros reprimidos”. Como hemos dicho más de una vez en este blog, la sexualidad humana es más compleja e interesante que las cajitas que usamos para clasificarla.
Otro aspecto del estudio mostró más coincidencias entre héteros y gays: la mayoría prefiere ver sexo sin preservativo. En el caso de los gays que relataron haber visto videos de sexo anal entre varones, 64,4% prefiere el porno bareback, porcentaje que sube al 65% entre los heterosexuales que relataron haber visto escenas de penetración vaginal. A alrededor de un 30% de ambos grupos le resulta indiferente y el porcentaje de los que prefieren ver porno con preservativo cae a 6,4% entre los gays y 3,3% entre los héteros.
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