En este listado encontraras cosas que pueden superar varias veces la cantidad de bacterias que habitan en un baño.
Las nuevas tecnologías permiten visualizar a los ácaros y a toda una clase de seres imperceptibles al ojo humano pero que moran en los lugares más impensados de nuestras casas. A pesar de que nos bañemos, siguen allí habitando en nuestra piel. Sin importar cuántas veces arreglemos la cama, persisten sobre nuestras almohadas y sábanas.
No hay porqué alarmarse. Nuestro organismo aprendió en cierta medida a convivir con virus, bacterias y hongos, gracias a las defensas y anticuerpos producidos generación tras generación.
Sin embargo, en los últimos años los científicos alertan sobre las mutaciones que suceden en los microorganismos con el fin de fortalecerse y prevalecer ante los cuidados que se puedan tomar. Por eso, nunca es tarde para recordar aquellos lugares que a veces se pasan por alto pero que son un perfecto y acogedor nido listo para recibir gérmenes.
• El carrito o chango del supermercado. En su agarradera hay al menos 115 veces más bacterias que en el asiento del inodoro. La variable que provoca esta enorme diferencia en su valor es el constante contacto que tuvo con cientos de manos al día.
• La esponja de cocina. Por muy paradójico que parezca, este es tal vez el peor lugar de todos. “Es el mejor lugar para transportar gérmenes de un lugar a otro”, explica Philip M. Tierno, médico director del área de microbiología e inmunología de la Universidad de New York.
• El menú o carta en el restaurante. Si se confía en que todos los otros clientes y comensales se lavaron las manos previamente a tomar la carta, adelante con la elección. Tal vez el plato principal sea algo costoso, pero al menos las bacterias son gratis.
• La tabla de cortar de la cocina. Si es única, se incrementa exponencialmente el riesgo de que los gérmenes se acumulen y que proliferen bacterias como Escherichia coli y salmonella. La principal recomendación es tener una tabla diferente para cortar la carne cruda. Y previo a lavar las tablas con agua y detergente, usar sal y jugo de limón o vinagre blanco, para exterminar con toda chance de contagio.
• Las perillas y botones del microondas (de casa y de la oficina). Es uno de los lugares preferidos para las bacterias. En este caso, con agua caliente y detergente, bastará.
• El control remoto. Por muy incómodo que sea, aún hay quienes lo envuelven en un papel celofán. El control remoto es donde nuestras manos pasan gran parte del tiempo. La Universidad de Arizona hizo un estudio para averiguar qué lugares son los más contaminados en la habitación de un hospital. La cantidad de bacterias que había en el baño del hospital fue de 91, mientras que en el inocente control remoto que manejan tanto enfermeros como pacientes había 320. Los investigadores compraron el mismo control remoto totalmente nuevo y en él había sólo 9. Lo mismo se aplica a controles remotos de habitaciones de hotel. ¿Cómo solucionar esto? Con un hisopo o algodón y un poco de alcohol. No se recomienda lavandina o lejía porque podría borrar las impresiones.
• Los botones del ascensor. Sea que se quiera ascender o descender, a los virus y bacterias no les importa. Estarán allí esperando.
• La bandeja plegable de los asientos en aviones. Tiene más “unidades formadoras de colonias” que absolutamente cualquier otro elemento en la aeronave.
• Los botones de todo teclado, desde el que se tiene en la computadora personal o del trabajo, o bien en el teclado de los cajeros automáticos.
• Las escaleras mecánicas. Son una trampa inevitable. Se debe elegir entre caer sobre los duros escalones de metal o aferrarse a la sucia goma negra a nuestro lado.
Y fuera de ranking, hay un elemento omnipresente que lleva las de ganar: el smartphone o celular. Lo tocamos decenas o cientos de veces por día, lo apoyamos en cualquier superficie y hasta a algunos se les ha caído al inodoro. Éste es otro lugar ideal para formar una colonia.
Por supuesto que hay muchos otros lugares que también pueden padecer contaminación diaria, pero lo importante es recordar que la sola presencia de bacterias no significa necesariamente que las personas expuestas a ella se vayan a enfermar. Sin embargo, no hay nada de malo en poner las probabilidades a nuestro favor y limpiar estos lugares, algunos, atípicos, con paños con alcohol o bien con toallitas desinfectantes.
En el video a continuación se puede apreciar qué contiene el agua escurrida de una esponja luego de lavar los platos.
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